Un hasta pronto …

En el transcurso de nuestra vida tenemos la oportunidad de participar con amigos y hermanos de la fe de algo inevitable: la separación de un ser amado, muchas veces de manera inesperada. Esta continuará siendo una realidad hasta que se cumpla la escritura: " …ya no habrá muerte, ni llanto ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir" (Apoc. 21:4) .
Anoche tuve la oportunidad de asistir a un servicio funeral de un hermano en Cristo quien "de repente" partió a su morada eterna a la escasa edad de 40 años. Ernesto Sanchez, "Ernie" como se refirieron a El aquellos que pasaron a relatar cómo les había impactado la vida de este joven siervo, pastor de una creciente congregación "vida abundante". Yo no tuve el privilegio de conocerle personalmente, estaba ahí pues Ernie era hermano de uno de nuestro amigos de la Iglesia, sin embargo en los minutos que estuve en esa iglesia las emociones y pensamientos se sucedían una a otra de manera rápida y repetitiva, recordaba las palabras del Apóstol Pablo a sus amigos: "…no quiero que estén tristes como los que no tienen esperanza …" (1 Tes. 4:13), en efecto ahí nadie estaba triste, es curioso pues en prácticamente todos había lágrimas, pero puedo afirmar que no estaban tristes, de hecho algunos de los que pasaron al frente dijeron: "estamos contentos" esto iba acompañado de palabras como "lo vamos a extrañar", "nos duele la separación", pero en medio de esas lagrimas había una expresión indudable del triunfo que nuestro señor Jesús logro por nosotros en la cruz, y con lo cual podemos afirmar: "…la muerte ha sido devorada por la victoria …" (1 de Cor. 15:54), por supuesto que la victoria de Jesús en la cruz, sobre la muerte, sobre el pecado y sobre Satanás.

Al inicio de esta reflexión aparece una foto de mi hijo Gabriel, quizá una de las últimas fotos donde a pesar que continuaba su tratamiento contra la leucemia se veía bastante sano. Cada día, cada instante continua Gabriel en mi memoria, anoche mientras escuchaba los testimonios de los Hermanos, pensaba: ¿Cómo hubiera sido la vida de mi hijo si Dios hubiera permitido que el viviera, uno, cinco, diez o más años? me hubiera gustado que hubiera tenido un fruto como de lo que estaba siendo testigo. Si usted no ha perdido a un hijo, quizá no alcance a comprender lo difícil que representa aceptar la idea de la separación temporal de alguien a quien por la naturaleza misma de la vida la expectativa sería que usted partiría primero , y digo temporal pues la promesa que tenemos es que un día estaremos de nuevo reunidos alrededor del trono celestial, adorando y glorificando a nuestro Señor, el autor y consumador de nuestra fe por quien tenemos esa esperanza y esa promesa a la cual nos aferramos y continuamos pudiendo decir con toda confianza: Gracias Señor, tu fidelidad y misericordia es por todas las generaciones. Bien dice el Apóstol que "Si sufrimos, es para que ustedes tengan consuelo y salvación; y si somos consolados, es para que ustedes tengan el consuelo que los ayude a soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros padecemos." 2 Cor. 1:6 de esta manera puedo afirmar que comprendo plenamente el dolor que los padres, hermanos y el resto de la familia de Ernie están pasando ahora, pero puesto que todos ellos caminan en la fe en Dios por la gracia de Jesucristo, veo y comparto como se sostienen como "viendo al invisible".

No conocí a Ernie, pero por lo que presencie anoche, puedo decir que él fue una semilla que dio fruto al ciento por uno. Sin duda la vidas que el alcanzo a impactar seguirán caminando dando testimonio de vidas transformadas por el poder de Jesucristo, sin lugar a duda, esa Iglesia vida abundante continuara siendo un refugio para aquellos que buscan una respuesta a los problemas de la vida diaria, y una rama que da fruto abundante que en todo glorifica a Dios. Esa semilla murió, pero su fruto permanece y continuará acumulando victorias hasta el día de Jesucristo. Mencionaron repetidamente: "esta obra no va a parar" …

¡Qué diferencia! Hace la presencia del Dios todo poderoso en la vida de una persona, en su familia y en su comunidad. Nos duele la separación temporal, pero en medio de esas lagrimas podemos declarar con certidumbre: Nos veremos pronto. A mis amigos y hermanos Jonathan y Janeth, que el Dios de toda gracia llene su vida y los consuele cuando los recuerdos vengan y la tristeza quiera avanzar, la promesa de Jesús es clara: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mi vivirá aunque muera, y todo el que vive y cree no morirá jamás …" Juan 11:25-26. A los Padres de Ernie, Hermanos, que maravilloso ejemplo de vida y poder ser testigos que lo que ustedes sembraron en la vida de su hijo, ha dado fruto y seguirá dando fruto hasta el regreso de nuestro Señor Jesús, confío que nuestro amado Señor me dé la oportunidad de abrazarlos y expresar mi admiración por ustedes y por lo que hasta el momento Dios me ha permitido ver del fruto de su servicio a El.