Mi lectura devocional de hoy en Eclesiastés
2:1-11. Me llevo a buscar acerca de la “Ley de los rendimientos decrecientes”.
Es una de las leyes más famosas en economía; Afirma que cada vez se obtendrá
menos producción adicional a medida que se añadan cantidades adicionales de un
input manteniendo el resto de factores constantes. ¿EL rey Salomón se enfrentaba a esta realidad
cuando experimento lo que relata en estos pasajes? Aparentemente nada le producía satisfacción o
nada le hacía feliz. En el verso 1 inicia así: “«Vamos, probemos los placeres.
¡Busquemos “las cosas buenas” de la vida!»; pero descubrí que eso también
carecía de sentido.” Entonces hace un lista de actividades y logros que es difícil
solo para nosotros poder imaginarla debido a la grandeza y riqueza de Salomón. Qué
triste realidad a la que se enfrentaba Salomón al no encontrar satisfacción en
nada, una probadita de cualquiera de las “bendiciones” que el menciona en esos
10 pasajes seria más que suficiente para que se nos hiciera agua la boca, por
mas santos que pretendamos ser. ¿El problema?
Como decimos Salomón se topo con pared. Sin identificarlo en la economía
de alguna manera experimento la Ley de los rendimientos decrecientes en su vida
personal … Por más que hiciera, intentara, gastara, experimentara, acumulara no
alcanzaría mayor placer y le produciría aburrimiento, a eso se refiere la frase
“vanidad de vanidades”. Salomón añadía cantidades adicionales de ciertos
factores externos, pero mantenía constante el factor más importante: La disposición
de su corazón. Por lo tanto obtendría el resultado de esta famosa ley: el rendimiento
decreciente era cada vez menos satisfacción.
¿Qué podemos hacer nosotros? Aprender del Apóstol Pablo a que en lugar de
buscar el placer, podamos aprender a estar satisfechos … “No digo esto porque esté necesitado,
pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre.
Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo
que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las
circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra
como a sufrir escasez. Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece.” Fil 4:11-13 … Gracias a Dios que tenemos la palabra
de Dios completa e inspirada para ayudarnos. Pablo dice: “pues he aprendido” de eso se trata la vida, de aprender no de
buscar el placer desmedido y creciente al punto que nos deje de producir satisfacción. Pensando en esto viene a mi mente cuando
Pablo dice: “Todo me está permitido, pero no todo me conviene” … ¿Qué me
conviene? Creo que la respuesta obvia es “aprender a estar satisfecho”, y
cuidar nuestro corazón cuya única condición debe ser el amor incondicional y absoluto
para nuestro Dios (y nuestros semejantes) … si esto aplica y los demás factores
de la vida (incluyendo algunos de los que Salomón menciona) también aumentan
nuestra satisfacción aumentara proporcionalmente. Y que nuestro único quehacer
llegue a ser como Jesús lo expreso: Mi alimento es hacer la voluntad del que me
envió y terminar su obra. Juan 4:34
Asi
entonces, el enfoque de nuestra vida no debe ser el placer, si no la
satisfacción en lo que ya tenemos en Cristo, por el amor y misericordia de Dios. Disfrutemos de su
presencia, y estemos satisfechos en todo!